Este poema ha causado revuelo en 1º de Bachillerato. Disfruté mucho viendo cómo los alumnos opinaban, al principio con rubor, luego con desenvoltura, sobre metáforas, duplicidad de significados, fonética o ritmo. Creo que el impacto estuvo en el hecho de comprobar que la poesía está muy cerca de nosotros, de nuestras apetencias, gustos y sueños, y no en un mamotreto escondido y lleno de polvo en la biblioteca de un monasterio medieval. Alguno lo leyó por encima y escondió su perplejidad y su timidez bajo la máscara de tipo duro o mujer resuelta. Estoy seguro de que lo habrá vuelto a leer tres veces o más en su casa, en la intimidad, y habrá paladeado bien las palabras, aunque luego lo niegue. Os lo dejo aquí para que podais disfrutarlo.
Es un poema de Rafael Espejo, de su libro El vino de los amantes.
Amour fou
Apaguemos la vela y en silencio
hagamos el amor palpando sombras.
Que crujan de placer nuestros desnudos.
Que las ondas de aliento entrecortado
te rosen el fulgor de los pezones.
Bebamos de esta miel la noche toda.
Luego me marcharé sin despertarte:
no dejaré ningún beso dormido
sobre tus labios blandos y entreabiertos.
Y olvidaré las calles que desande,
por si vuelve a surgirnos la ocasión
de querernos como desconocidos.
Anímense y opinen sobre el poema.
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